¿Cómo funciona la medición de los relojes inteligentes?
Los relojes inteligentes miden la mayoría de sus métricas de salud desde sensores colocados en la muñeca. El elemento central es un conjunto de LEDs y un fotodiodo que realizan fotopletismografía (PPG). Al emitir luz verde (y en algunos modelos infrarroja o roja) y captar la cantidad de luz que regresa, el reloj detecta los cambios en el volumen de sangre de los capilares de la muñeca. Estos cambios, que se producen con cada latido, permiten estimar la frecuencia cardíaca y, con algoritmos, la variabilidad de la frecuencia cardíaca; la lectura puede hacerse de forma continua o en intervalos programados.
Para obtener otros indicadores, se usan tecnologías distintas. La SpO2 (saturación de oxígeno en sangre) se estima con varias longitudes de onda de luz, combinadas para deducir la cantidad de oxígeno unido a la hemoglobina; la lectura puede realizarse durante el día o al dormir, dependiendo del reloj. En algunos modelos se incluye un sensor de electrocardiograma (ECG), con electrodos en la corona o la parte posterior; al registrar la actividad eléctrica del corazón, el reloj puede detectar ritmos o anomalías cuando el usuario está quieto o en reposo. Esas lecturas requieren un buen contacto piel-superficie y poca interferencia de movimiento para mayor precisión.
Además, los sensores de movimiento como el acelerómetro y el giroscopio capturan la dinámica de la muñeca y se combinan con datos del GPS para estimar pasos, distancia y nivel de actividad. En el procesamiento, los datos pasan por filtros y algoritmos que eliminan ruidos, estiman el gasto energético y, en conjunto con perfiles de sueño, permiten clasificar estados como descanso o sueño ligero. Con estos componentes, el reloj ofrece un conjunto de métricas que se actualizan y se reflejan en las secciones de salud y actividad de la app.
¿Cuántas pulsaciones son normales en los smartwatches?
Los smartwatches miden la frecuencia cardíaca en pulsaciones por minuto (ppm). En reposo, la mayoría de adultos tienen entre 60 y 100 ppm. En atletas bien entrenados o personas con buena condición física, el ritmo en reposo puede situarse por debajo, normalmente entre 40 y 60 ppm.
Durante la actividad física, la pulsación aumenta para satisfacer el mayor aporte de oxígeno. En ejercicios moderados, muchos adultos suelen verse en un rango de 100-150 ppm, y en esfuerzos intensos puede superar 180 ppm según edad y condición física. Los especialistas también hablan de zonas de entrenamiento, que dependen del máximo teórico calculado como 220 – edad.
Los sensores de los smartwatches suelen ser ópticos (PPG). La lectura puede variar por movimientos, la colocación de la pulsera, la piel, tatuajes, iluminación ambiental y el tipo de ejercicio. Por ello, la precisión puede fluctuar entre dispositivos y situaciones, especialmente en ejercicios de alto movimiento o cambios rápidos de ritmo.
Si una lectura es consistentemente anómala (muy alta o muy baja) o se acompaña de síntomas, consulta a un profesional de la salud.
¿Qué tan confiables son las mediciones de los relojes inteligentes?
La fiabilidad de las mediciones en los relojes inteligentes varía según la métrica que se mida. En general, estos dispositivos proporcionan datos útiles y consistentes para seguir tendencias, pero la precisión absoluta no siempre coincide con equipos clínicos. Los relojes modernos integran sensores ópticos de frecuencia cardíaca (PPG), acelerómetros, giroscopios y GPS, y dependen de algoritmos para transformar señales en métricas como la frecuencia cardíaca, la actividad, el sueño y la saturación de oxígeno. La exactitud puede variar entre modelos y se ve afectada por el uso (correr, andar, dormir), la talla de la muñeca y la correcta colocación del dispositivo.
En la medición de frecuencia cardíaca, la tecnología PPG detecta cambios de sangre en la muñeca. Esta lectura resulta fiable en reposo o con movimientos suaves, pero puede distorsionarse durante ejercicios intensos, cambios rápidos de posición o movimientos repetitivos. Factores como el tono de piel, la presencia de tatuajes o la adherencia del reloj influyen en la señal. Algunos modelos mejoran la exactitud añadiendo un sensor ECG que ofrece lecturas más precisas, aunque incluso entonces se debe entender como una estimación, no como un diagnóstico médico.
Sobre la SpO2, la saturación de oxígeno medida con sensores PPG puede seguir tendencias útiles, pero su precisión puede verse afectada por movimiento, perfusión y la colocación del reloj. La SpO2 del reloj es ideal para ver variaciones a lo largo del día, no para diagnósticos clínicos; para una medición más confiable, se recomienda un pulsioxímetro dedicado. En cuanto a la presión arterial, la mayoría de relojes no miden con precisión clínica sin un manguito; cuando se ofrece, suele ser una estimación y debe consultarse con una medición tradicional si hay dudas.
En cuanto al GPS y a las métricas de actividad, la exactitud depende de la visibilidad de satélites y del entorno (al aire libre vs. interiores). Las lecturas de pasos y distancia pueden desviarse según el algoritmo de detección de movimiento y la calibración inicial (por ejemplo, la longitud de zancada). Aun así, los relojes suelen entregar lecturas consistentes para comparar tendencias a lo largo del tiempo, siempre que se revisen en el contexto de una medición relativa y no como valor médico puntual.
¿Cómo miden los pasos los smartwatches?
Los smartwatches miden los pasos principalmente mediante un acelerómetro situado en la muñeca. Este sensor registra el movimiento en tres ejes (x, y, z) a alta frecuencia, capturando la aceleración de cada paso. Los algoritmos buscan patrones repetitivos de picos de aceleración que coinciden con el ciclo de la zancada: un incremento breve al apoyar el pie y otro al separarlo. La detección se basa en umbrales y en la interpretación de la forma temporal de la señal para distinguir pasos de otros movimientos de la mano.
Además del acelerómetro, muchos modelos utilizan el giroscopio y, en algunos casos, otros sensores para mejorar la precisión. El giroscopio aporta información sobre la orientación de la muñeca y ayuda a diferenciar movimientos de la mano que no corresponden a pasos, reduciendo falsas lecturas. Los sistemas suelen aplicar filtros y técnicas de detección de picos para suavizar la señal y evitar contar movimientos erróneos debido a temblores o a movimientos repetitivos no relacionados con la marcha.
Con el tiempo, los algoritmos ajustan sus umbrales y combinan datos de distintos sensores para adaptarse al usuario y al tipo de actividad. La precisión de contar pasos puede variar según la vestimenta, la postura de la muñeca y el tipo de calzado, y en muchos dispositivos la estimación mejora con el uso continuo sin necesidad de intervención manual. En resumen, la medición de pasos es una estimación basada en señales de movimiento procesadas por algoritmos diseñados para reconocer el patrón de la marcha.

